Cuando los umbrales emotivos, se saltan con mayor rapidez,
importante es retomar el control de emociones,
y así no lucir como burdos bipolares
descargándonos con el entorno.
No es que algunos no merezcan un insulto en cierto momentos,
u otros una gratificante demostración de afecto,
son aquellos cambios drásticos surgidos
los que nos dejan como enfermos.
Es cierto, somos humanos, los seres más volátiles e inentendibles
los supuestamente racionales y analíticos
el escalón superior de la evolución
aquellos deseosos de control.
Mas en cuanto a las emociones, poco de ellas sabemos,
sentirlas, cómo no, pero pocas veces controlarlas,
por no darle verdadero uso a la mente,
sino ir siempre por el camino simple.
Queremos llorar,
queremos gritar,
queremos celebrar
y también pelear.
Pero no siempre podemos,
no siempre es el momento,
y no por dar gusto a otros,
sino por probar nuestras capacidades.
Capacidades de actuar asertivamente ante una situación,
de demostrar a determinada persona lo que es o no,
pero no dejarnos llevar por el instinto,
aquel lado bestial siempre latente.
Fácil para muchos no es,
pero el intento se debe hacer,
tanto por el nunca aplicado respeto,
como para no llegar a la bajeza del opuesto.
Todo esto sin llegarse a confundir
con las máquinas o robots en sí,
porque a pesar de todo, humanos somos,
para bien o para mal, así será nuestro fin...
Mgm
importante es retomar el control de emociones,
y así no lucir como burdos bipolares
descargándonos con el entorno.
No es que algunos no merezcan un insulto en cierto momentos,
u otros una gratificante demostración de afecto,
son aquellos cambios drásticos surgidos
los que nos dejan como enfermos.
Es cierto, somos humanos, los seres más volátiles e inentendibles
los supuestamente racionales y analíticos
el escalón superior de la evolución
aquellos deseosos de control.
Mas en cuanto a las emociones, poco de ellas sabemos,
sentirlas, cómo no, pero pocas veces controlarlas,
por no darle verdadero uso a la mente,
sino ir siempre por el camino simple.
Queremos llorar,
queremos gritar,
queremos celebrar
y también pelear.
Pero no siempre podemos,
no siempre es el momento,
y no por dar gusto a otros,
sino por probar nuestras capacidades.
Capacidades de actuar asertivamente ante una situación,
de demostrar a determinada persona lo que es o no,
pero no dejarnos llevar por el instinto,
aquel lado bestial siempre latente.
Fácil para muchos no es,
pero el intento se debe hacer,
tanto por el nunca aplicado respeto,
como para no llegar a la bajeza del opuesto.
Todo esto sin llegarse a confundir
con las máquinas o robots en sí,
porque a pesar de todo, humanos somos,
para bien o para mal, así será nuestro fin...
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