Hay quienes le llamarán destino, buena o mala suerte, casualidad o causalidad... Yo, la verdad, no sé cómo llamarle. Son simplemente situaciones que, premeditadas o no, para bien o para mal, o simplemente por la razón de SER, ocurren.
En ocasiones todos se ven beneficiados, otras solo una de las partes, habrán aquellas donde nadie "gana"... A pesar de esto, son, probablemente, necesarias que ocurran. Muchas veces después de una mala racha viene una situación mucho mejor, o quizás viceversa. Tómese en cuenta también la actitud con que enfrentemos el problema. Gran porcentaje del resultado de una situación, depende de cómo la asumamos.
Quizás has sido el/la beneficiado/a del momento y no has sabido aprovechar la continuación, o de repente eres el/la salado/a a quien no le tocó como quiso pero que supo aprovechar las otras "oportunidades", también puede que seas de quien prefiere todo seguro y no arriesga mucho. O también, todo lo contrario.
Sea como sea, pienso que lo peor que se puede hacer es quejarse. Esto realmente NO cambiará la situación... O bueno, tal vez sí, para frustrarte y deprimirte más.
No es como si quejarse sea una actitud inaceptable para el porvenir, porque de hecho, en ocasiones es el primer paso para cambiar una situación de injusticia, etc. Pero, de ahí a vivir así, bueno... Ya nos dirás cómo te va.
No abusemos de la autoconfianza, el temor es necesario para mantenernos realistas y disfrutar de las buenas noticias. Pero tampoco vivamos con la desconfianza como parte de la personalidad; esta solo hará que la inseguridad nos domine y nos desviemos del camino que realmente queremos seguir.
Agradeciendo o no lo que ocurra, la idea es no estancarse. Si has sufrido una decepción y desear "llorarla", hazlo, pero NO te estanques. Levántate, desplázate así sea con muleta, no le des el gusto a la vida de verte derrotado/a. Al menos que seas un maldito y te merezcas el peor final. En ese caso, SUFRE.
:)
Mgm.
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