Si bien a la hora de tener una relación con alguien, ya sea amistosa o romántica, lo ideal no es conseguirnos un clon que piense y actúe como nosotros, tampoco ocurrirá el caso opuesto, simplemente porque si formamos una relación es porque tenemos cosas, actitudes, pensamientos en común con esa persona.
Y aunque hayan aspectos que puedan no influir en la efectividad o no de dicha relación, hay otros que necesitan ser compartidos para mantener una armonía, para compartir sin quejas y para evitar malos entendidos.
Y dependiendo de la entrega que tengas a tus pensamientos e ideales, será o no más necesario conseguir a alguien con quien compartas esos aspectos relevantes de tu cabeza o vida en general. Sobre todo cuando hay opiniones que no solo influyen en un tema, sino que una decisión ya da a entender cómo puede pensar en otros aspectos.
Es el caso, por ejemplo, del religioso. Si tu perspectiva de la vida se basa en la igualdad de género, en el conocimiento, entre otras cosas, será muy jodido que compartas cosas importantes de ella con alguien que sea musulmán, testigo de Jehová, hasta el mismo catolicismo ortodoxo, o de cualquier otra religión donde la mujer siempre se ha mantenido degradada, donde solo te dicen que así son las cosas, sin importar el porqué y donde si piensas por tu cuenta, diferente al "común", te irás al infierno.
Otro aspecto puede ser el político. Imagínense una persona que apoye el socialismo o comunismo (o cualquier otra corriente izquierdista), con alguien decididamente capitalista, conservador o cualquier de las ramas derechistas. Creo que las discusiones podrían darse con frecuencia, porque a veces no basta con ser tolerante o respetar la idea de la otra persona (eso lo dejamos para desconocidos o menos cercanos); en ocasiones como esta es importante compartir ideas similares. Ya que no es solo la opinión política, sino lo que significa en este caso, cada corriente.
El último aspecto que incluyo, es el que a veces converso con quienes comparten mis ideales animalistas. Es imposible, para mí, siquiera remotamente pensar en que tendría una relación con alguien a quien no solo le dieran igual las demás especies animales o el ambiente, sino que hiciera cosas que atentaran contra estas... Que disfrutara de "espectáculos" basados en el maltrato animal, que no le importara la conservación del medio ambiente. Ni siquiera ha pasado por mi mente que la otra persona no fuera vegetariana (al menos si es alguien con quien piense convivir), ya que no es solo una decisión de dieta sino del aspecto moral y consciente del asunto.
Estos ejemplos son más aplicables en el caso de relaciones de pareja, ya que en el amistoso puede haber cierta variabilidad. De hecho esa variedad es la que hace crear una empatía y así visualizar otros puntos de vista o simplemente conocer otros temas. Pero, sin embargo, no puedo esperar muchas cosas positivas de un/a amigo/a o pana a quien le gusten las corridas de toros o el coleo (y ya me ha pasado), o de no discutir sobre religión con una estudiante de una carrera asociada a la ciencia que me diga que cree en el Creacionismo y no "que vino del mono" (también me pasó), o en el caso más lejano, de entablar una conversación con un extremista político (en este caso, trato de huir).
En todos estos y otros aspectos, lo que puede crear el caos es el fanatismo. Defender ciegamente una idea e imponerla a otros, no es sano. Cada quien ofrece alternativas, enseña, educa, muestra el otro lado de la moneda, pero al final cada quien toma sus propias decisiones y es ahí donde ya no se puede hacer nada. A pesar de esto, no por ellos hay que tolerar las acciones que atentan contra alguien o algo.
Una cosa es respetar la forma de vida de alguien y otra aceptar que por esa forma de vida, se destruyan otras.
Mgm.
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